La Boca y su historia




La historia del barrio de La Boca refleja, quizá como ningún otro, la historia de nuestros antepasados inmigrantes y su lucha por la construcción de una patria mejor para todos.
Así del barrio de La Boca surgieron tres figuras estrechamente vinculadas a estos valores, que personificaron como nadie su espíritu de trabajo y lucha: Alfredo Palacios, Benito Quinquela Martín y Juan de Dios Filiberto.
Quinquela y Filiberto, entrañables amigos, tuvieron además historias de vida muy similares.: comenzaron a trabajar desde muy chicos, y dentro de sus múltiples ocupaciones, ambos fueron obreros hasta que el arte fue ocupando cada vez mas espacio en sus vidas. Sus vidas personales estuvieron signadas por la lucha por su barrio y los derechos de los trabajadores y los desposeídos.
Con solo 14 años Benito Quinquela Martín participó de la campaña electoral del partido Socialista de 1904, donde La Boca le dio a toda América el primer Diputado Socialista en la figura de Dr. Alfredo Palacios.
A partir de entonces y durante los tiempos de pujanza de La Boca, este barrio se transformó en un verdadero bastión del socialismo donde gano todas y cada una de las elecciones que hubo entre la aprobación del sufragio secreto y obligatorio, en 1912 y 1930.
Así La Boca se transformó en el faro que iluminó en la Argentina la lucha por la igualdad, la justicia social y los derechos de los trabajadores.
Esas tres grandes personalidades, cuyos ejemplos de vida nos acompañan hasta nuestros días, fueron el emergente de una sociedad boquense, conformada en su gran mayoría por inmigrantes italianos de origen humilde y muy trabajadores, que buscaban progresar en esta nueva patria y comenzaban a construir lazos muy fuertes de solidaridad y participación social.
Así florecían en estas calles las sociedades de socorros mutuos, teatrales, musicales, de artistas plásticos, de trabajadores, las tertulias y los primeros sindicatos.
Como decía José Brignone, “ aquella Boca del Riachuelo con su Ribera sur y su Vuelta de Rocha, inmensa colmena que se agitaba en la vida de los Astilleros envueltos en el humo de sus fraguas primitivas y el ensordecedor repiqueteos de los remachadores, carpinteros y calafates ; aquella Boca de grandes comparsas y bandas carnavalescas orgullo de los corsos porteños, de sus grandes procesiones religiosas; de las clásicas misas de las diez en la iglesia San Juan Evangelista; de los grandes bailes que en las festividades patrióticas ofrecían la Unión de la Boca, la José Verdi, la Lígure y los Bomberos Voluntarios; de las veladas teatrales del Iris y del Dante Alighieri acargo de jóvenes conocidos; de las tertulias de los cafés Torre, Gambaudi, BIanchi y Roma; de la tenebrosa calle Necochea con sus cafés cantantes cafetines, etc.…de los siniestros incendios y espectaculares inundaciones…”
Es nuestra intención rescatar la historia de este barrio, un barrio de inmigrantes, de trabajadores, de artistas, de luchadores, de sueños y utopías.






Barraca peña

Sobre la avenida Pedro de Mendoza, desde el 2800 y hacia la zona de las “Tres esquinas” las construcciones y los edificios son testimonio de una intensa actividad económica y socio-cultural que se desarrollo allí desde el siglo XVII. El conjunto de construcciones que hoy puede verse data de 1860, sin embargo Francisco de la Peña el primer propietario de la Barraca supo establecerse en la zona hacia fines del XVIII. En el edificio de la Barraca Peña, Pedro de Mendoza al 3000, las investigaciones arqueológicas que se están realizando aportan datos importantísimos sobre el comercio colonial realizado desde los siglos XVII y XVIII. Lugar de almacenamiento de cueros, lanas, madera carbón, el conjunto de depósitos en los que supo hallarse incluso restos de mayólica española del 1700, fue un espacio para que también pudieran establecerse pequeños negocios para el abastecimiento cotidiano y hasta el entretenimiento, como el almacén y el burdel. La actividad de una Gran Aldea que fue transformándose en ciudad al ritmo de una actividad agro-exportadora que tuvo un importante desarrollo a fines del siglo XIX provocó el reemplazo de l tracción a sangre por innumerables kilómetros de vías férreas. El Ferrocarril llego a esta zona hacia 1865 para darle impulso al dialogo con el tráfico naviero que utilizaba el Riachuelo como un medio para comerciar e intercambiar productos desde el tiempo de la Colonia. El viento sobre el Riachuelo las humedades y las sombras, las embarcaciones y el viejo puente ferroviario son una experiencia de hoy que nos invita a dialogar con la historia. La Estación Barraca de Peña, del antiguo Ferrocarril Buenos Aires y puerto de la Ensenada, forma parte de un espacio particular de nuestra ciudad inmensamente rico por su historia y su legado cultural. Por todo esto ofrecemos a través de este portal un lugar para todos los visitantes.

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